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Lona cubriendo un edificio en La Malagueta. / SALVADOR SALAS

El Ayuntamiento de Málaga da el paso definitivo para regular la instalación de publicidad en toda la ciudad, tanto en lo concerniente a la ubicación y tipología de los rótulos como en su impacto visual en edificios protegidos o el Centro Histórico. Aunque la cuestión más llamativa de la nueva ordenanza de rótulos e instalaciones publicitarias que el equipo de gobierno ha aprobado este viernes de forma inicial es que limitará los grandes anuncios que tapan las fachadas de edificios que están en obras. Como ya informó este periódico, la Gerencia Municipal de Urbanismo lleva un año trabajando en la actualización de la normativa vigente desde 1999 para adaptarla a los nuevos tiempos abriendo la puerta a formatos publicitarios más modernos como los anuncios digitales o las pantallas dinámicas, pero también para ponerle coto a esas grandes lonas que tapan toda la fachada de un edificio.

De partida, la colocación de estos grandes anuncios cubriendo los andamios estará prohibida de forma genérica. Aunque habrá excepciones, no se permitirán los habituales carteles que tapan toda la fachada para promocionar una bebida, pero sí se autorizará que sobre las estructuras puedan ser desplegadas imágenes que recreen el propio edificio u otros escenarios.

En este sentido, un buen ejemplo podría ser el de la rehabilitación del Palacio de la Aduana, que durante las obras estaba cubierto por una lona que recreaba el resultado final de los trabajos. En el otro extremo, el que se quiere evitar, figuran los andamios cubiertos con un anuncio de una bebida alcohólica.

En la misma línea, también se pretende regular la colocación de carteles en las cubiertas de edificios, una práctica que reporta claros beneficios a las comunidades de propietarios. No se va a impedir, pero sí que se controlará que sus dimensiones sean razonables.

En esta apuesta por la mesura, también quedará regulado el tamaño y la ubicación de la cartelería de los negocios, especialmente en el Centro Histórico, que está catalogado como Bien de Interés Cultural. De igual modo, se pretende impedir que un local tape completamente su fachada o su escaparate con publicidad ajena.

Tras su aprobación inicial, el nuevo marco legal será sometido a información pública antes de su visto bueno definitivo. Será entonces, cuando entre en vigor, cuando estas medidas serán de aplicación inmediata para los nuevos anuncios, pero se concederá una moratoria para los ya instalados. Así, se dará un margen de seis meses para la retirada de carteles, pegatinas y otros elementos de bajo coste económico, así como para quitar instalaciones que sean fácilmente desmontables. Si estas fueran el único elemento identificativo del negocio podría ampliarse hasta un año y, en el caso de requerir la realización de obras en el inmueble, el plazo podría llegar hasta los tres años.

Al margen de estas restricciones, la actualización de la ordenanza también regularizará el uso de nuevos formatos publicitarios como los anuncios digitales o las pantallas dinámicas. Y en el apartado burocrático, va a suponer una agilización en la tramitación de las autorizaciones para la colocación de cualquier tipo de publicidad visible desde la vía pública. En vez de ser necesaria la obtención de la previa y preceptiva licencia urbanística, bastará con la presentación de una declaración responsable del titular y posteriormente será la GMU la que compruebe que se ajusta a la normativa.