Marcos Fernández, rodeado de maletas, mientras espera a ser realojado tras la clausura del camping del festival. / M. F.
Marcos Pérez Fernández tenía previsto regresar el lunes a Logroño desde Valencia cuando el Medusa Sunbeach Festival hubiera concluido. Sin embargo, finalmente lo hará mañana. Su previsión quedó truncada tras el grave accidente que provocó la muerte de un joven y heridas a otra cuarentena. Marcos y los cuatro amigos de Logroño con los que acudió al evento están bien, todavía con el susto en el cuerpo, pero sanos, que es lo importante. «Diez minutos antes, habiamos pasado» por la zona de acceso sobre la que cayó parte del escenario, explica a Diario LA RIOJA. Sintieron «un viento supercaliente, que te metía tierra en los ojos y no se veía nada», añade.
Los jóvenes habían salido del recinto a la zona de acampada para recargar las pulseras porque «queríamos tomar un cubata», indica. La inesperada inclemencia meteorológica, «que debe ser un fenómeno que no se puede prever», indica, «se lo llevó todo por delante». Ellos estaban «en la zona de los bocadillos» cuando «se empezó a caer una parte del escenario. Voló como un cartón enorme, que cayó sobre la gente. Volaba también una careta de payaso que habían hecho para el escenario», rememora. «Y cayó sobre la entrada por la que habíamos pasado nosotros».
También quedaron destrozadas muchas tiendas de campaña «y de un montón de lonas que había para protegerse del sol, quedaban la mitad esta mañana. había palos, maderas caídas, todo destrozado...». Pero al margen de los daños materiales, lo peor fue la muerte de un joven. La noticia «empezó a correr boca a boca. Incluso había quien decía que eran dos los muertos», recuerda. A sus 21 años, no olvidará «la tensión» que se generó. Paró la música «y la organización intentaba controlar para que no se cayeran las entradas y salidas....»
Después de que el festival quedara suspendido «nos dijeron que nos tenían que realojar en un pabellón», comenta Marcos y después «asignarnos los autobuses, que aún no saben ni cómo hacerlo», añadía este sábado en torno a las 19.30 horas, después de haber sido desalojados «a las seis, que han cerrado el camping». Casi a las 22 horas se resolvió la incógnita, regresarán este domingo por la mañana. La noche la pasarán en un polideportivo.
Marcos y sus amigos respiran «aliviados» pese a la incertidumbre de saber cuándo podrán regresar a Logroño. «Que todos los males sean tener que estar dando vueltas con las maletas», admite mientras intenta definir lo que sintió: «No es decepción, decepción es que no te gusten los conciertos, por ejemplo. Esto te deja una sensación de tristeza».